Bitácora
Leave a comment

Raymond Roussel y los mapas dimensionales

Hay libros que son un desierto. Otros, un viaje en tren con muchas paradas. Hay libros que son una ciudad, un laberinto, y otros, que son un museo de cosas imposibles. El lenguaje se presta para hacer con él lugares inhóspitos o sembrar en las páginas criaturas anacrónicas y máquinas de otro mundo. Los Ejercicios de estilo  de Raymond Queneau se publicaron en 1947 y décadas después se fundaba el Oulipo, donde científicos se recreaban trasladando algoritmos a la escritura literaria. Pero antes, mucho antes de ellos, Raymond Roussel (1877-1933) ya se había puesto a jugar con las solemnidades poéticas.

Dentro de los libros técnicamente intraducibles, los que sólo aceptan equivalencias, se encuentran los de Raymond Roussel, un exaltado viajero francés que había estudiado piano en el Conservatorio de París y millonario heredero que, gracias a eso, pudo pagar la publicación de sus escritos. Impresiones de África (1910) y Locus Solus (1914) fueron un estrepitoso fracaso entre la crítica literaria, lo cual sumió a Roussel en la depresión, aunque causó admiración, por evidentes razones, entre los surrealistas.

Impresiones de África no es, como el título induce a pensar, un libro de viajes por el gran continente, sino una serie de episodios relatados a manera de mise en abîme, entre los pasajeros de un barco que naufraga en las costas africanas y los indígenas pobladores, que han hecho prisioneros a aquéllos. Locus Solus consiste en un recorrido por el lugar que lleva el nombre del título, que es la residencia de Martial Canterel, una finca apartada de la ciudad, llena de prodigios tecnológicos y científicos que el anfitrión va mostrando a sus visitantes mientras les cuenta la historia de cada uno de los objetos que integran su colección, que van desde leyendas de países remotos, hasta anécdotas inventadas de la historia reciente. En la Introducción de Locus Solus, Pierre Hidalgo señala que la obra de Roussel se articula alrededor del lenguaje, clichés, producción de mitos, concisión y transparencia de estilo.

En la obra de Roussel, gran admirador de Verne, se manifiesta la convicción de que la imaginación es la intersección entre el arte y la ciencia. “De todos mis viajes no he sacado absolutamente nada para mis libros. Me parece que debía señalarlo, pues esto demuestra que, en mi caso, la imaginación es todo”, dice Roussel en Cómo escribí algunos de mis libros, donde el autor francés revela los procedimientos estilísticos de los que se sirvió para  componer sus obras. Entre éstos se encuentran los relatos parentéticos, semejantes a dos espejos encontrados y la experimentación fonética con homofonías y sinonimias.

Roussel murió en el cuarto de un hotel el Palermo después de haber gastado toda su fortuna, hundido en padecimientos mentales, por una sobredosis de barbitúricos.

José Vasconcelos distinguía entre los libros que se leían de pie y los que se leían sentado. Aquí cabe otra distinción: los que se leen en silencio y los que se leen en voz alta. Locus Solus e Impresiones de África se leen en voz alta.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.