Una antología con ñáñara
La tercera antología del taller literario de Escritores que nadie lee está llena de historias que nadie querría vivir en la vida real.
La tercera antología del taller literario de Escritores que nadie lee está llena de historias que nadie querría vivir en la vida real.
Viernes 2 de diciembre a las 4:30 en el salón F del área internacional.
En este taller de ensayo de seis sesiones exploraremos la escritura literaria a partir de la tradición de los bestiarios.
En este blog hay una antología que no es una antología, sino un pueblo mágico por donde puedes pasearte a tus anchas.
Cincuenta y dos teclas de piano que numeran la ausencia entre música de saxofón, llamadas telefónicas y noches gélidas.
Hay libros que son un desierto. Otros, un viaje en tren con muchas paradas. Hay libros que son una ciudad, un laberinto, y otros, que son un museo de cosas imposibles. El lenguaje se presta para hacer con él lugares inhóspitos o sembrar en las páginas criaturas anacrónicas y máquinas de otro mundo. Los Ejercicios de estilo de Raymond Queneau se publicaron en 1947 y décadas después se fundaba el Oulipo, donde científicos se recreaban trasladando algoritmos a la escritura literaria. Pero antes, mucho antes de ellos, Raymond Roussel (1877-1933) ya se había puesto a jugar con las solemnidades poéticas. Dentro de los libros técnicamente intraducibles, los que sólo aceptan equivalencias, se encuentran los de Raymond Roussel, un exaltado viajero francés que había estudiado piano en el Conservatorio de París y millonario heredero que, gracias a eso, pudo pagar la publicación de sus escritos. Impresiones de África (1910) y Locus Solus (1914) fueron un estrepitoso fracaso entre la crítica literaria, lo cual sumió a Roussel en la depresión, aunque causó admiración, por evidentes razones, entre …
B. Schulz (1892-1942) Probablemente a estas alturas ya todos conozcan la nefasta historia de cómo el mundo perdió a uno de sus genios más emotivos, más visionarios, dueño de una prosa iluminada y visceral, desbordada, rica y audaz, hacedor de pasados, de libros imprescindibles, tejedor de una saga familiar e histórica inolvidable. Ante la insistencia de sus amigos y familiares, Schulz había decidido por fin huir de Polonia con los papeles falsos que un contrabandista le había conseguido. La anécdota es bien conocida: Durante la ocupación alemana en Polonia, Schulz se convirtió en el judío de un nazi que lo adoptó para que pintara murales en el cuarto de su hijo y en el resto de la casa. Un día en la calle, por venganza, otro nazi le disparó a Schulz, y le dijo al general alemán: «Tú me mataste a mi judío, yo te mato al tuyo». Dicen que Schulz había terminado ya la primera versión de su obra maestra, El Mesías. Su libro, como su cuerpo, se pudren en alguna fosa común que aún no …