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La vida perra

Todo mundo sabe que los escritores se dividen en dos: los que tienen gatos y los que prefieren a los perros. Además de que los perros son más inteligentes (comprobado), sirven para calentar los pies en invierno, y eso es algo irrebatible y absolutamente imperioso. Yo, por lo tanto, soy una dog person. 

Para vincular mi amor por los canes con la literatura, he decidido subir este post sobre libros o cuentos narrados por perros o cuyos protagonistas son perros. Sucede con el tema de los perros que es muy complicado narrar la vida de un can o su relación con el hombre sin caer en la cursilería o en los tópicos tan manoseados como la lealtad y el amor de estos cánidos por sus amos. En estos textos encontré esa relación tratada de distintas maneras y vista desde perspectivas muy interesantes.

*Como muchos saben, este blog ha sufrido varias cirugías para verse más guapo, y he tenido que volver a subir una por una las entradas anteriores (sí, ya sé que hay plugins que hacen la mudanza, pero no mudan todo por nada), así que he decidido actualizar un poco las historias de perros.

La perra, de Pilar Quintana

LA PERRA de PILAR QUINTANA en Gandhi

Esta novela de la colombiana Pilar Quintana se trata de las maternidades: la maternidad deseada, frustrada, desechada. Es la historia de Damaris, que adopta a una cachorra que nadie más quiere cuando la madre de ésta muere. Damaris nombra a su perra Chirli, el nombre que le habría puesto a la hija que nunca tuvo. A lo largo de las páginas (es una novela corta), se desarrolla la historia de la mujer y su perra, que empieza con un amor desesperado y termina como sólo pueden terminar esas relaciones en un mundo marginal, lleno de violencia y tragedias que marcan profundamente la mente y los actos de los personajes que los habitan.

«La perra», de Vasili Grossman

Cualquiera cuyo corazón haya quedado maltrecho después de saber la historia de la perra Laika saboreará este cuento de principio a fin. La perra del título no es necesariamente Laika, pero se acerca. Se trata básicamente de cómo nace la relación entre el perro y el hombre. Pueden leerlo aquí.

Tombuctú, de Paul Auster

El protagonista de esta novela no es un perro solamente, al menos al principio.  Todo empieza cuando Willy G. Christmas, un vagabundo enfermo, se da cuenta de que su hora final se acerca y decide emprender una misión: resguardar el manuscrito de su vida y encargar a su perro, Míster Bones, para que no quede desamparado tras su muerte. Obviamente, en esta novela de aventuras perruna, la misión pronto se desvía y de ella resultan otros andares para el buen perro. Narrada con humor ligero y ágil, es imposible que al leerla, uno no quiera acariciar por siempre a Míster Bones.

El fiel Ruslán, de Gregori Valamov

De todos los textos, El fiel Ruslán es el que más elabora una psicología perruna. En este sentido, la novela está narrada en tercera persona pero desde la perspectiva del perro. ¿De qué trata? Ruslán es un perro guardián que trabaja en un campo de prisioneros de la Unión Soviética. Cuando el campo es desmantelado, los prisioneros liberados y los guardianes se marchan, los perros quedan a la buena de Dios. Algunos no sobreviven, otros se van a vivir al pueblo aledaño. El problema es que Ruslán es un perro fiel hasta la muerte, está entrenado para un objetivo específico, que es vigilar a los prisioneros y no entiende la libertad. Es una novela alegórica, donde el perro representa lo perversa que puede ser la fidelidad ciega a una ideología.

Flush, Virginia Woolf

Debo confesar que, de estos textos, Flush fue el único que no me tocó en lo profundo. Lo pongo aquí porque es la historia de Flush, un cocker spaniel que le hace compañía a la poeta inglesa Elizabeth Barret, que por su delicado estado de salud, pasa casi la mayor parte del tiempo encerrada en su habitación. El texto es un retrato de la Inglaterra victoriana, una recreación del mundo visto desde los ojos de un perro, pero con esa exquisitez estilística que caracteriza a la Woolf. La frialdad de la erudición de la Woolf me resulta a veces chocante, algo hay en este relato, demasiado pulcro, que impide que Flush me resulte absolutamente entrañable como los canes anteriores. En gustos, señores.

Cecil, de Mujica Lainez

Mujica Lainez fue un escritor aristócrata. Es decir, de una aristocracia venida a menos porque le tocó el tiempo de la decadencia. Me da por compararlo con Stefan Zweig por la calidad de narrador que es y por las atmósferas que recrean ambos. Quizás en esto resida el magnetismo con el que su obra te atrapa. Cecil es una de autobiografía novelada en tercera persona, pues Cecil, el lebrel inglés que le hace compañía al Escritor, es la voz narradora. Obviamente, esto es un artificio literario, porque la voz del perro es pedante y orgullosa (como uno se imagina que pudo haber sido la voz del autor), con la nariz alzada por el orgullo de su alcurnia, pero que no deja del lado la ternura y la absoluta lealtad que caracteriza al can. Y como en todo buen narrador, incluso la pedantería resulta encantadora.

Ya sé que me faltó el Coloquio de los Perros de Cervantes y obras como Corazón de perro de Bulgákov, pero esos ya son más o menos conocidos, ¿no?

Abrazos a todos.

P.D. Les presento a mis perros, por si alguno andaba con el pendiente:

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2 Comments

  1. Sobre los perros puede parecer que se ha contado todo, ya sea en la figura del amigo más fiel o de un gran antagónico, pero es posible que aun queden tantas narrativas como perros en el mundo.

    En lo personal soy más de relatos breves y si bien cuando alguien menciona las palabras gato y cuento salta a mi mente esa sombra del «El gato negro» de Poe, ¿y con los perros que pasa? ¿Hay solo visiones de cine en nuestras mentes? No, para quienes hemos leído un poquito más que el promedio, en mi caso está el canino asociado al «El emisario» de Ray Bradbury; el cual recomiendo mucho leer y disfrutar con una manta, una bebida caliente y vuestro(s) perro(s).

    • Bradbury mailob, sí, claro que sí. Y me dieron ganas de postear algo sobre gatos. ¡Gracias por pasarte por acá! 🙂

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