Esa época del año (en la que entregan el Nobel de literatura)

Nota: esta lista se basa en especulaciones, mercados de apuestas y chismes que circulan en internet, obvio. Nunca sabemos quiénes son realmente los nominados, pero eso no nos va a detener para seguir en el chisme.

1. Anne Carson

Carson nació en Canada y es poeta, ensayista y traductora. Su escritura tiene la potencia de la hibridación entre géneros y la mayoría de sus temas se nutren de la antigüedad clásica (ella misma es docente de griego antiguo) (En realidad, de su vida personal casi es lo único que se sabe). Su voz se mueve entre lo erudito y lo íntimo, el fragmento, el verso y la exploración del deseo y las palabras.

Obras, por ejemplo:

«Eros una vez más afloja mis miembros me lanza a un remolino / dulce-amargo, imposible de resistir, criatura silenciosa» (Safo).

Anne Carson examina esta contradicción propia del Eros como simultáneo placer y dolor. Para Carson, el Eros es una figura tríadica: Amante-Amado-aquello que se interpone entre ellos, y en este vacío nace el deseo. Carson explora la falta, el vacío, que implica la palabra Eros. Es el deseo de lo que está ausente. El amante quiere lo que no tiene.

2. Mircea Cărtărescu

La prosa de Cartarescu tiene una carga poética que muchos dicen que es como realismo mágico. No estoy tan segura de esta etiqueta, odio las etiquetas editoriales, pero sí me parece que va más allá del surrealismo y se pierde más allá del significado. Como cuando lees algo absurdo, totalmente hilarante, inverosímil, y te das cuenta de que funciona, pero te preguntas ¿por qué funciona?

Sus novelas suelen ser densas, expansivas, con pasajes que van y vienen entre lo real y lo fantástico (otra vez las etiquetas). Imágenes imposibles, metáforas complejas y atmósferas mentales de las cuales parece imposible salir para respirar un poco de aire fresco.

Obras, por ejemplo

  • Trilogía Cegador — en español por Impedimenta. Incluye El ala izquierda, El cuerpo y El ala derecha.
  • Nostalgia (misma editorial)
  • Solenoide (sí, todo está en Impedimenta)

Está estructurada como una especie de relato autobiográfico ficticio o diario íntimo narrado por un personaje que podría ser el mismo autor o no.

La novela oscila entre pasajes de su vida cotidiana, con rutinas de profesor (el personaje es un profesor de los arrabales rumanos en la época comunista, con aspiraciones literarias frustradas), viajes en tranvía, vida doméstica, enfermedades infantiles, experiencias infantiles sórdidas, miseria, piojos, pobreza, etc., y secuencias oníricas, alucinatorias, visiones fantásticas que convierten lo cotidiano en algo extraño, simbólico, portentoso. Estas partes fantásticas van de lo extraño hasta lo francamente hilarante por absurdo. A mí me hace preguntarme: ¿Cómo funciona esto? Es decir, no debería funcionar narrativamente, pero, de alguna manera absurda, funciona.

3. László Krasznahorkai

Ese narrador húngaro trae una novela filosófica con narrativa densa, llena de atmósferas, sensaciones y situaciones extrañas y a la vez cotidianas, dispersas en párrafos largos, estructura lenta y envolvente. El peso del lenguaje en la obra de Krasznahorkai es fundamental. Lo primero que leí, hace ya muchos ayeres, fue Guerra y guerra, una novela sobre

Quizás la más famosa de sus novelas, quizás porque Bela Tarr le hizo una adaptación cinematográfica (o sea, tampoco es que Bela Tarr sea masivo) es Tango satánico.

Obras, por ejemplo

La historia transcurre en un pueblo húngaro, donde un puñado de habitantes de una cooperativa en decadencia vive atrapado en una realidad gris, marcada por el abandono, la desesperanza y la lluvia constante. Todos se odian y se mienten, las casas se desmoronan y ya nadie trabaja la tierra. La llegada de Irimiás, un astuto y carismático personaje desaparecido años atrás y dado por muerto, despierta en la comunidad una esperanza superficial que desencadena sucesos desconcertantes. Parábola sobre la desesperación y retrato mordaz de la vida en un pueblo casi fantasma y la ilusión de la salvación.

4. Cristina Rivera Garza

No creo que Rivera Garza necesite una introducción, porque es una de las escritoras vivas más importantes de México. Además de su obra literaria y testimonial, fundó y dirige el posgrado en Escritura Creativa en español de la Universidad de Houston. Su obra abarca novela, cuento, poesía y ensayo.

Obra, por ejemplo:

La Cresta de Ilión

Combina memoria, testimonio y reflexión sobre violencia, pérdida y el hambre de justicia. Es un libro que reconstruye la historia real de Liliana Rivera Garza, hermana de Cristina, quien fue víctima de feminicidio el 16 de julio de 1990 cuando tenía 20 años.

Rivera Garza recupera y reconstruye la historia a partir de cartas, diarios, apuntes, testimonios de amigos, familiares y del sistema judicial: una relación abusiva y los intentos de Liliana por terminarla, además de sus aspiraciones académicas.

5. Samanta Schweblin

Escritora argentina. Ha publicado libros de cuentos, como Pájaros en la boca y novelas como Distancia de rescate (2014) y Kentukis (2018). Ganó el Premio Casa de las Américas, el Juan Rulfo de cuento, el Ribera del Duero de Narrativa Breve, y el National Book Award de Estados Unidos por Siete casas vacías.

Su escritura tiene fuertes dosis de suspenso psicológico, elementos inquietantes, y mezcla de elementos cotidianos y extraños. Amo a Schweblin porque sabe jugar con lo perturbador, sabe inquietar sin ser efectista, sin utilizar el terror explícito.

Obra, por ejemplo:

Siete relatos en los que personajes que parecen vivir situaciones cotidianas, pero que de pronto se ven desbordados por tensiones sutiles y comportamientos extraños. Confronta lo real y lo insólito en párrafos escuetos y con una escritura concentrada. Lo extraño surge siempre de lo familiar, y, de repente, lo que los personajes llevan toda la vida conociendo, de repente, parece desconocido. Lo que hay es, precisamente, lo que no está.


No tengo ninguna reflexión final, pero si cualquiera de estos gana el Nobel este año, pues bueno, me pondré contenta.

Bueno, la verdad me gustaría que fueran Carson o Schweblin. Cartarescu, caray.

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